22 de abril de 2010

Canek

1761. Tirado en un rincón de la cárcel Juan Al Akun recuerda su hetzmek. Recuerda su padrino que le hizo conocer las letras del Chilam-Balam. Recuerda su compañera que prefirió morir antes que ser tocada por el capataz de la hacienda. Recuerda su vida de peón... Afuera los europeos preparan la condena del puñado de rebeldes detenidos. En pocos días la muerte se hará presente. Juan mira al jefe y sigue recordando... Los mayas, despojados de sus tierras, vivían la profunda indignación de ser esclavos. Jacinto Canek, indígena educado en colegio franciscano, conversa con los sirvientes del monasterio contando las leyendas mayas para que se identifiquen con su mundo... De a poco el sol va creciendo en su pensar y late en su corazón la necesidad de ayudar a su pueblo. Imagina que siendo cura podrá cumplir sus soñares... pide ser ordenado. Los franciscanos no aceptan la petición. "Los indios no pueden ser sacerdotes", le dicen antes de expulsarlo del colegio por "el atrevimiento". Esa actitud deja un sabor amargo y el corazón triste. "Los europeos no saben nada de la tierra, ni del mar, ni del viento de estos lugares. ¿Qué saben ellos si noviembre es bueno para quebrar los maizales?", pensó Jacinto antes de comenzar su peregrinación por los pueblos de Yucatán. En distintos rincones sus palabras consiguen la admiración: "Observen, el europeo parece que marcha, el indio parece que duerme. El europeo husmea, el indio respira. El europeo quiere poder, el indio descanso". Poco a poco se inicia la conspiración... Cierto día, reunidos en pueblo Cisteil, su decir levanta a la gente, que vibra identificada con él: "Cuando un indio muere peleando solo deja de caminar en la tierra, su espíritu crece y ronda por los lugares cubiertos de fuego. Dentro de cada uno de nosotros habita el espíritu de nuestros antepasados. Si nuestros abuelos vivieran, lucharían contra estos hombres que nos oprimen. Derrotarían a los dzules, duros de entraña y sordos de espíritu". A mediados de octubre la rebelión ya está madura. Los caciques de la zona se suman. El levantamiento hace correr a los españoles. Casas de autoridades y conventos son atacados, y finalmente Cisteil es tomado por los rebeldes. Canek es nombrado rey de los mayas... El fraile Miguel Ruela llega hasta el pueblo Sotuta para pedir ayuda al capitán Cosyaga. Este tras escucharlo prepara la expedición a Cisteil. Cuando llega al pueblo, está desierto... Pero de repente, incontables indígenas caen sobre ellos, como salidos de cielo y tierra. Solo un soldado logra sobrevivir... En pocos días tropas de todas la provincia marchan sobre Cisteil. El 26 de noviembre llegan a la entrada del pueblo. A su mando está Cristóbal Calderón. La pelea dura dos horas. Seiscientos indígenas y cuarenta soldados mueren guerreando. Jacinto Canek junto a trescientos hombres, logra escapar.

Toman una hacienda y allí resisten. Al atardecer del día siguiente las fuerzas ya son pocas... y son desalojados por el ejército europeo. Después de la derrota el cacique y un puñado de seguidores se mantienen en el monte. Antes de ser apresados, el jefe indígena comenta a su gente: "Ahora existimos. Con esta lucha y en este dolor hemos dado vida al espíritu de nuestro pueblo". Ahora Juan Al Akun vuelve con su pensar a la celda. Junto a Canek y otros hermanos espera el dictamen de la justicia extranjera... Primero será la tortura a todos. Juan y otros siete serán ahorcados. Algunos acabarán su vida en las mazmorras carcelarias. A otros les cortarán los brazos... Jacinto Canek será "roto, atenaceado, quemado su cuerpo y esparcidas sus cenizas por el aire"... Yucatán seguirá indómito durante siglos. La rebelión de Canek caminará cuerpo de la dignidad y la esperanza... espíritu contra la injusticia de los años que vendrán. Las palabras del rey maya quedarán en la tradición oral como perlas nacidas del sol...

13 de abril de 2010

Carritos

Odio a los supermercados porque les roban los carritos a los bagabundos. ¿Qué derecho tienen?