28 de febrero de 2010

Si, yo tambien discrimino

Que lo sepa todo el mundo, yo también discrimino, el solo pensar en ese tipo de personas no me causa ninguna aparente molestia, pero lo que me ocurrió aquella vez hace muchos ayeres pero tampoco tantos que tu digas: "¡a tu mecha! eso fue hace mucho", eso si que saco mi discriminación de lo mas profundo de mi despreciable ser, emergio como la verdadera naturaleza de un gato al que le cepillan la parte baja de la espalda.



RAE:
discriminar.
(Del lat. discrimināre).
1. tr. Seleccionar excluyendo.
2. tr. Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.


Todo comenzó como un simple juego, ¿que puede ser mas inocente que jugar un videojuego en el que se matan horribles monstruos solo por meterse en tu camino? hablo del inconfundible "Chrono Tiger" que no por ser del siglo pasado significa que sea malo, de hecho es superior a varios que hay actualmente, pero ese no tiene importancia. Lo importante es que gracias a mi pobre entendimiento del ingles y mi no muy grande interés en la historia me llevo a ese punto.



Llegue a un punto en la historia que no parecía ser aun el final de mis viajes pero que era una de esas batallas importantes y mas que eso, parecía que me enfrentaría al enemigo final y mas poderoso de todos, esto lo se por que todas las personas con las que me paraba a hablar no hablaban de otra cosa que no fuera esa cosa monstruosa que tenia frente a mi. El horrible monstruo se dispuso a descargar su poderoso ataque sobre mi y mis enclenques compañeros, pero mi personaje, contra mis deseos se paro en frente y en un acto de estúpida valentía trato en balde detener el ataque el solito. Lo único que ganó fue que mis enclenques compañeros lograran escapar, eso y desaparecer de la faz de la tierra o lo que sea en lo que estaban parados.

Ahí la historia tuvo un cambio inesperado, mis enclenques compañeros ahora manejados por mi se dedicaron a conseguir un clon del personaje principal ya desaparecido y es aquí donde el juego me dejo un mal sabor de boca, el personaje principal moría patéticamente en manos de su peor enemigo para que luego viniera su clon a vengarse.

Así que ahí lo tienen, no tengo nada contra los judíos, los negros, lo homosexuales ni los traductores de películas, pero cuando de clones se trata entonces si tengo una especie de intolerancia irracional, cosa que me decepciona de mi mismo. Como sea, si eres un clon...

¡Alejate de mi puerta!

22 de febrero de 2010

El restaurante Little Bay

Cuenta la leyenda que existe una isla a la que le pondremos el ficticio nombre de Gran Bretaña en ella se encuentra una mítica ciudad a la que le inventare el nombre de Londres. ¿Y que tiene de mítica esa ciudad legendaria de la que pocos han oído hablar?, se dice que en esa ciudad un gato se va y nos deja su sonrisa de recuerdo, hay reinas de corazones que ordenan cortar cabezas sin parar porque sí y un restaurante en el que uno paga lo que le venga en gana. Hoy hablaremos de ese restaurante.

Little Bay es su nombre y Peter Ilic su dueño que tomo la siguiente decisión: presentará durante enero y febrero a los clientes una factura en blanco cuando soliciten la cuenta, dejando a los clientes decidir cuánto merece la comida. Lo unico que si cobran son las bebidas, excepto por el agua corriente.

Es como se los cuento, algo así es obviamente una leyenda urbana y mas que eso, una oportunidad para la investigación que no voy a dejar pasar. Entonces ¿puede existir y sobrevivir un restaurante con semejante forma de cobrar?

Parece que si, según cuenta el propietario algunos clientes han pagado inclusive un 20% mas de lo que deberían, extraño pero cierto. No cabe duda de que en esa mítica ciudad todo es posible.

20 de febrero de 2010

alex9.2 al servicio de la comunidad


20 de marzo del 2056.

Estaba cómoda e impacientemente sentado bebiendo mi café en la Luna, ese es mi lugar favorito para tomar café, para sentarme cómodamente y prácticamente para hacer todo lo que hacen las personas a mi edad(hay quienes aseguran que allí vivo), todo eso excepto impacientarme. ¿Pero que querían que hiciera? ya era mi quinta taza y Vincenzo no llegaba, no es que me importe mucho la existencia de ese despreocupado chamaco pero ese día me había prometido que me llevaría un libro al cual tenía ganas de devorar desde hace muchos años "¿Esta usted bromeando señor Feynman?".

Paso una mosca volando agilmente junto a mi y la mate con la ágil vibración de mi teléfono, la tome con una servilleta, la deposite en mi café y llame a la mesera para quejarme de lo ocurrido y no me cobraran, pero no me hizo caso, dijo con ceñuda cortesía que había visto todo y por lo tanto no podía hacer nada al respecto. En eso aparecio en la puerta un tipo de unos 40 años musculoso, rapado y con cara de pocos amigos, se sento junto a mi mesa y se puso a leer el periodico. Y justo en ese momento Salio Vincenzo del baño.

- ¡¿Estubiste en el baño todo el tiempo?! -le espete en la cara
- No me culpe, tengo una diarrea que no se imagina...
- ¡Silencio!, ¿lo trajiste?
puso cara de "deberas..." y luego dijo
- Aquí lo tengo -dijo quitandose la mochila, detuvo ese movimiento y continuo- pero recuerda el trato.
- ¿El que?
- El trato
- ¿Trato?
- Si, el trato
- No hicimos ningun trato, ¡dame ese libro!
Le cambio la voz a la que le conosco de siempre osease de estupidamente serio a estupidamente normal.
- ¿Enserio?, bueno, en ese caso... ¿podrías hacerme un favor de amigos? -dijo con una sonrisa tonta-
- Primero dame el libro -le adverti-

Me lo dio obedientemente y lo tome con una jovial alegria. Me recargue en mi asiento, lo abri a la mitad para ojearlo, lei dos lineas, lo cerre y lo tire hacia la puerta abierta en ese momento por una persona que para su suerte nacio chaparro.

- Bien, ¿que es lo que quieres que haga?
- Si, este..., tu eres amigo de mi papá ¿verdad?
- NO.
- ahhh... -empezo a vacilar un poco-
- ... -ya me daba una idea de quería de mi-
- Pero lo conoces.
- Si, una vez me dio una pizza por hacer nuestra tarea.
- ¡Andale!, eso es, lo conoces de joven y ademas tienes una maquina del tiempo.
- Aja...
- Lo que quiero es que uses ese aparatito tuyo para regresar al momento en que decidio ponerme este nombre tan horrendo y lo convensas de ponerme uno mejor, el que sea, que suene bien, no muy comun, facil de recordar pero que sea decente...

En ese momento ya no estaba escuchando, lo unico que tenia en a la mente era su obvia ignorancia sobre las paradojas temporales que podría causar semejante capricho y lo inutil que sería tratar de explicarselo a un ingeniero en calzado de primer nivel como lo era Vincenzo... ¡Zaz! ¡Que idea se me ocurrio!, algunas neuronas comenzaron a hacer conexión y... por supuesto, eso lo explica todo, sino me equivoca esto ya era un suceso inevitable voy a viajar al pasado, encontrare a su padre y sugeriré un buen nombre para su hijo el cual aun no esta ni planeado y así vendrá a este mundo Rodrigo, su hermano mayor.

No se en que punto deje de pensarlo para empezar a decirlo pero Vincenzo tenia en la cara una mueca combinada de confusión, repulsión y sorpresa, que bueno por que asi no tendre que repetirlo. Di un sorbo a mi café en señal de que la discusión quedaba acabada tan solo para inmediatamente escupir la mosca en la espalda del sujeto musculoso, rapado y con cara de pocos amigos. Se levanto el tipo aquel colerico, por lo que hice lo que me dicto la moral en turno: "Fue el" dije apuntando a Vincenzo.

Ya no me quede a ver que pasaba con Vincenzo, el puno del sujeto musculoso y la cuenta que no pague, por que tenia que escribir este post, para que de esa manera cierta persona sepa como llamar a sus dos hijos aun no (y tal vez nunca) planeados.

Recuerda que estoy al servicio de ti y tus problemas gentil lector.

Cambio y fuera.

18 de febrero de 2010

Una breve historia sobre la gravedad

Juanete estaba ya cansado de preguntar. Juanete, así le decían sus amigos a Juanito, quien en realidad se llamaba Juan Carlos, era uno de esos muchachos que habían logrado sobrevivir la primaria y parte de la secundaria sin perder la imaginación y sobre todo la curiosidad. – No’ombre, ese chamaco es re-listo – ininteligiblemente decía el viejo Momo, ebrio. La verdad es que Juanete tenía una triste necesidad de entender las cosas que lo llevaba en las más de las ocasiones a la desesperación y frustración. Le molestaba de sobremanera que al preguntar y cuestionar sobre sus inquietudes causara en las personas invariablemente sólo dos posibles reacciones: la indiferencia rotunda acompañada con una dosis de desprecio o, aún peor, una serie de respuestas a medias e indiscutibles dadas con autoridad y sinsabor.

Fue así cuando un día en que se hallaba cortando limones se encontró cuestionándose en voz alta ¿por qué los objetos en el espacio flotan?. Resulta que unos días antes había tenido la oportunidad de ver en la televisión un reportaje sobre los astronautas que se encuentran en órbita alrededor de la Tierra. En el reportaje se veía como uno de los tripulantes en la nave espacial flotaba en el espacio y cómo, para hacer reír un poco a los televidentes, pelaba un plátano para luego soltarlo y verlo flotar junto a él antes de devorarlo. A Juanete no le gustó mucho el reportaje, sin embargo, debido a su patológica curiosidad, se le quedó grabado este episodio. Juanete seguía pensando en este curioso fenómeno aún después de haberle preguntado a sus maestros en la escuela y de haberlo discutido con algunas personas. Todos los que no ignoraron su pregunta, y que además habían coincidido en la respuesta, le decían: Juanito, lo que pasa es que en el espacio no hay gravedad, y como ya te han enseñado en la escuela, lo que hace que las cosas caigan, o sea que no floten, es precisamente la fuerza de gravedad.
Juanete definitivamente tenía algo extraño en la cabeza. La respuesta que recibió parecía bastante lógica y suficientemente académica como para que todos sus compañeros estuvieran inmediatamente satisfechos (bueno, en realidad todos es una exageración ya que la mayoría ni siquiera se interesaron es escuchar la pregunta) sin embargo él no se convenció. La respuesta tenía algo que no le cuadraba. En efecto, él sabía que los objetos caen a la Tierra por la fuerza de atracción que existe entre los objetos masivos y que llamamos gravedad. Pero se preguntaba Juanete, si la nave y los astronautas (y los plátanos) son masivos y están dándole vueltas a la Tierra (masiva) entonces no es posible que no exista fuerza de gravedad entre ellos, ¿O si? Y si en efecto la gravedad estaba presente, entonces ¿por qué flotaban?

Esto se cuestionaba mientras, como dijimos antes, cortaba unos limones. No se si por cuestiones del destino o simplemente por una mala jugada del azar, mientras Juanete pensaba en voz alta pasó por ahí alguien que desconocemos y no queremos conocer pero que llamaremos Arturo. Arturo alcanzó a escuchar los pensamientos del chamaco y decidió platicar con él. No se acercó de inmediato y se puso a observarlo por unos minutos mientras aquel llenaba una bolsa de plástico con los limones. Justo en el momento en que la bolsa se había llenado, Arturo le dijo – ¿No has oído hablar de la gravedad?, ¿a tu edad? – Juanete lo miró de reojo y su primera impresión fue desagradable (quizás por la pregunta, se sintió cucado) – No, no te molestes, lo que pasa es que escuché lo que estabas pensando sobre los cuerpos en el espacio, y como eso tiene que ver con la gravedad – Juanete se imaginó inmediatamente el rollo por venir, así que se adelantó – Si, ya se lo que vas a decir, que no hay gravedad en el espacio y que por eso flotan, pero yo no estoy convencido –Arturo entonces dejó salir una ligera sonrisa y altaneramente (como era su costumbre) dijo – Yo si estoy convencido de que no es por eso– En ese instante la conversación se tornó inmensamente interesante para Juanete. Recordemos que había estado pensando en esto varios días y que su patológica necesidad de entender lo tenía desesperado. Juanete, entusiasmado preguntó -¿Verdad que si hay gravedad? ¿Verdad que esa no es la razón? – Efectivamente, – respondió Arturo –aunque la respuesta si involucra a la gravedad. Has oído hablar de Galileo Galilei, estoy seguro – afirmó Arturo. –Claro – respondió Juanete con ganas de escuchar más. –Entonces sabrás que él descubrió que si dejas caer de la misma distancia a objetos de diferente masa, éstos caen a la Tierra al mismo tiempo. -Sí, lo sé. He hecho el experimento en la escuela y también sé que en realidad caen al mismo tiempo cuando no hay fricción involucrada. Es un resultado muy bonito.- Arturo entonces clavó sus ojos en Juanete, pero sin verlo, por unos segundos antes de continuar. Parecía que estaba preparando cuidadosamente la explicación que vendría. Así de repente le dijo –quiero que te imagines en la cima de una montaña. Ahora levantas una piedra y la lanzas horizontalmente, ¿Qué pasa?-. Juanete respondió inmediatamente – bueno, llega a una cierta distancia horizontal y cae porque es atraída por la Tierra.- Arturo asintió. –Ahora en lugar de lanzarla con tu brazo, imagínate que la lanzas con una resortera, ¿ahora qué pasa?- La respuesta era obvia –lo mismo, sólo que esta vez cae a una distancia más grande.- Siguió la explicación –Perfecto, ahora imaginemos que en lugar de lanzar piedras lo que hacemos es disparar una bala con una pistola, obviamente sucederá lo mismo, la bala caerá y lo hará a una distancia aún mayor. – Los ojos de Juanete en este momento empezaban a cambiar de apariencia, como que presentía hacia donde iba el argumento. –Ahora imaginemos un cañón muy poderoso –seguía emocionado Arturo – entonces lo disparamos y sucederá lo mismo-, -Sólo que más lejos –le interrumpió Juanete. –Bien –Continuó Arturo – si seguimos lanzando objetos con cada vez mayor velocidad, entonces caerán más y más lejos. Ahora recordemos que la Tierra es esférica y por lo tanto, existe una cierta velocidad a la que nuestro objeto lanzado avance tanta distancia que al ir cayendo, lo hace al mismo ritmo con que la Tierra va curvando en su esfericidad y así entonces nunca llegará a colisionar el suelo.- En este punto Juanete se quedó pensativo por un instante y luego como si le hubiesen dado un susto saltó de su lugar y gritó –¡claro, eso es lo que pasa!, la nave va demasiado veloz y va cayendo todo el tiempo y como todos los objetos caen al mismo tiempo, entonces parece que van flotando. – Era tanta la emoción de Juanete que salió disparado de ahí sin siquiera agradecer o preguntar el nombre a Arturo. Lástima, porque de haberlo hecho no hubiera sido atropellado por el camión que decidió pasar por la calle justo en el mismo lugar y en el mismo instante en que Juanete volaba de felicidad. Sin duda a Juanete le hubiese mucho inquietado y motivado el entender la idea de simultaneidad.

17 de febrero de 2010

Propuesta Bicentenario

Hazme el chingado favor, es una expresión que define un acto o una situación irracional pero socialmente tolerada, es una manera de vivir. Así es el país del hazme el chingado favor, lo llevamos dentro, así somos. El gobierno, el político, el criminal, la policía, el monopolio, la televisión, la burocracia, la chamba, el trafico, la escuela, todo esto y más son motivo de quejas recurrentes en nuestra cultura. Los culpables son siempre terceros, nos encanta quejarnos, después del futbol “la queja” debería de ser el segundo deporte nacional.

Nos encanta quejarnos porque sentimos que nuestro futuro no está en nuestras manos. Nos quejamos porque nuestras quejas causan ruido y siempre buscan “un apoyo.” Una gran mayoría necesita apoyos para comer, estudiar, trabajar, curarnos y hasta para morirnos. Las palabras queja y apoyo van de la mano marchando al unisonó de promesas vacías, buscando milagros instantáneos.

En los últimos años una gran mayoría se dio cuenta que el futuro no está en las promesas vacías del sistema político, muchos saben que no existen soluciones mágicas y que un país no va a cambiar en 3 o en 6 años, los cambios son generacionales y comienzan con propuestas que definan un objetivo por el bien común.

Algunos otros son de la opinión que este país necesita una nueva revuelta armada ante tanta injusticia, abuso y cinismo. Sin embargo yo me pregunto, ¿Cuál es el plan de una nueva revolución? ¿Dónde están las propuestas sensatas e incluyentes? ¿Dónde está el plan que permitirá que dentro de 100 años no estemos de nuevo en la misma situación? No existe. No hay propuestas, solo quejas, apoyos e intereses.



Propuesta Bicentenario

Durante este 2010 desde este espacio publicaremos toda aquella propuesta, idea o solución BIEN ARGUMENTADA para todas aquellas cosas que nos hacen decir hazme el chingado favor. No importa que tu propuesta NO sea perfecta, el objetivo es intercambiar ideas, inspirar, ver problemas desde una nueva perspectiva, cambiar nuestro estado de conciencia, quejarnos menos y ser mas propositivos.

Tomara tiempo, pensaran que somos pocos realistas, nos tiraran de a locos, encontraremos oídos sordos, pero sepan ustedes que 500 años de inercia no se cambian en 12 meses o en un ciclo electoral, toma tiempo, tal vez toda una generación.

Te invitamos a pensar en propuestas y soluciones a todas esas cosas que te hacen decir hazme el chingado favor, este espacio está abierto para que seas escuchado, inténtalo, tal vez te sorprendas a ti mismo.

Puedes enviar tu propuesta a: contacto@hazmeelchingadofavor.com